Declaración del Arzobispo Gustavo Garcia-Siller, MSpS, y del Obispo Auxiliar Electo Michael Boulette en relación con los anuncios del Presidente Donald Trump sobre inmigración

En cumplimiento de sus promesas de campaña, el Presidente Donald Trump recientemente ha firmado órdenes ejecutivas que resultarán en un cambio drástico en el programa de refugiados en
los Estados Unidos, la construcción de un extenso muro nuevo en nuestra frontera con México y en un aumento en el número de detenciones de inmigrantes. Esto no es algo inesperado o
sorprendente; está haciendo exactamente lo que durante las elecciones dijo que haría. Sin embargo es verdaderamente desalentador y profundamente decepcionante ver que estas acciones
finalmente llegan a término.

Si bien se promueven como respuesta a las preocupaciones de seguridad en este país, estos son anuncios sin precedentes que castigarán a la mayoría de los inmigrantes que quieren venir a los
Estados Unidos, “la tierra de los libres”, en busca un futuro mejor.

En una carta enviada al Presidente Trump antes de su toma de posesión, el Papa Francisco escribió: “Bajo su mandato, la estatura de los Estados Unidos siga midiéndose sobre todo por su
preocupación por los pobres, los marginados y los necesitados que, como Lázaro, están ante nuestra puerta.” Los fieles deben seguir orando para que Dios conceda sabiduría a los líderes de
nuestro país; que sus decisiones estén guiadas por valores espirituales y éticos, como lo afirma nuestro Santo Padre, “en un momento en que nuestra familia humana está acosada por graves
crisis humanitarias que exigen respuestas políticas unitarias y con visión de futuro”.

En los últimos meses hemos visto el miedo y escuchado las historias desgarradoras de muchas familias que pueden verse afectadas por estas iniciativas. Se han acercado a nosotros y hemos
pasado tiempo hablando con ellos, reconfortándolos lo mejor que podemos y orando por ellos constantemente. No saben qué va a pasar; si los padres van a ser separados de sus hijos.
Compartimos su dolor y tristeza.

Nuestra agencia de Caridades Católicas y la Arquidiócesis, junto con entidades de Caridades Católicas y diócesis de todo el país, seguiremos en solidaridad con los refugiados, los
inmigrantes y sus familias. Trabajaremos con diligencia por una reforma migratoria responsable e integral. Todos están de acuerdo en que el cambio debe tener lugar, pero debe llevarse a cabo
de una manera compasiva que respete la dignidad de la persona humana. Ciertamente deben abordarse con firmeza las preocupaciones por la seguridad, pero no mediante medidas políticas que hagan más daño que bien.

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) tiene un grupo de trabajo para vigilar de cerca los memorandos ejecutivos y la legislación sobre inmigración, y ambos
estaremos trabajando estrechamente con otros prelados, así como con líderes de otras comunidades religiosas, en estos días y meses por delante. Yo (el Arzobispo Gustavo), estaré
especialmente involucrado en mi carácter de Presidente del Comité de la Diversidad Cultural de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos. No podemos eludir nuestras responsabilidades
para con los pobres y vulnerables que están huyendo desesperadamente de sus países para escapar de la violencia.

Si bien reconocemos los derechos de la nación, también estamos llamados a la compasión por los débiles y los necesitados. Oremos para que todos en nuestra nación se llenen de compasión e
interés por los extranjeros.

By Today's Catholic Newspaper

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